25 abril 2005

LA APLICACIÓN DEL VATICANO II POR JUAN PABLO II

[Juan Pablo II ha puesto por obra, durante su Pontificado, lo que el Concilio Vaticano II había encargado de forma expresa: la reforma del Código de Derecho Canónico, la edición de la Neovulgata, la edición del Catecismo de la Iglesia Católica..., por señalar sólo algunos ejemplos. Dice el autor de este artículo que, además de esas tareas específicamente señaladas, "sus actividades han ido mucho más allá de lo que el concilio preveía. Al servicio de la Iglesia, del hombre y del mundo, Juan Pablo II ha emprendido viajes extenuantes, se ha expuesto a la luz pública, ha experimentado en su propia carne la violencia, y ha gastado su vida hasta límites impensables." Hemos contemplado realmente, día a día, cuando estaba lleno de vigor o en su enfermedad, "el ejemplo vivo de quien por amor a Cristo y a su Iglesia, por amor al hombre, ha marcado hondamente el surco que el Espíritu Santo abrió con el Concilio Vaticano II". Publicado en Alba, 3-IV-2005.]

#140 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por César Izquierdo, Director del Departamento de Teología Dogmática de la Universidad de Navarra

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La inauguración del pontificado de Juan Pablo II tuvo lugar el 22 de octubre de 1978. Unos días después -el 9 de noviembre- el nuevo Pontífice recibió a un grupo de Obispos de Estados Unidos que habían llegado a Roma en visita ad limina. En la alocución que les dirigió, entre otras cosas, afirmó: "Bajo la protección de María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, deseo dedicar mi pontificado a la auténtica y continua aplicación del Concilio Vaticano II, bajo la acción del Espíritu Santo".

Una declaración de intenciones tan neta y tan temprana encontró una confirmación más solemne en la primera encíclica que publicó -Redemptor hominis (4.III.1979)- en la que reconoce entrar en la rica herencia de los recientes pontificados, de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I. Esta herencia "está vigorosamente enraizada en la conciencia de la Iglesia de un modo totalmente nuevo, jamás conocido anteriormente, gracias al Concilio Vaticano II".

Las intenciones de Juan Pablo II respecto a la aplicación del Vaticano II eran, pues, claras. En realidad, podía considerar con justicia que el concilio era algo suyo, en el sentido de que, siendo todavía joven obispo, contribuyó con su trabajo y sus propuestas, fruto de su particular experiencia de pastor y de su conocimiento de filósofo y teólogo, a la elaboración de los textos conciliares, particularmente de la Constitución pastoral Gaudium et spes. Poco después de terminado el Vaticano II, el Arzobispo Wojtyla publicó (1972) el libro La renovación en sus fuentes. Sobre la aplicación del Concilio Vaticano II (la traducción española apareció en 1982).

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