10 julio 2005

DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN EN LA ESCUELA

[El modo en que el gobierno socialista está actuando en España --al margen de toda racionalidad (cfr. # 178)-- para que se aprueben en el Parlamento leyes que van en contra del bien común porque afectan muy gravemente a instituciones tan esenciales para la sociedad como son el matrimonio y la familia, está generando un malestar creciente que ha llevado a movilizaciones de protesta sin precedentes (cfr. # 176) y también a que haya muchas voces que vuelven a plantear una antigua cuestión educativa: la necesidad de una verdadera educación cívica, o educación para la ciudadanía democrática. Dice la autora en este artículo: …lo que realmente interesa es contribuir a lo que algunos han llamado alfabetización social, de nuestros conciudadanos y a la nuestra propia (…) fomentar el redescubrimiento y la rehabilitación de formas desconocidas o marginadas de participación social, y elaborar una propuesta no restrictiva, que tenga en cuenta el protagonismo que tanto las instituciones como los individuos —en particular la escuela y los propios ciudadanos a título personal, pero también las familias, los medios de comunicación y las instituciones culturales— pueden y deben tener en la creación de un orden social más justo y humano. Un texto muy importante y profundo, escrito por una experta en la materia, Concepción Naval . Publicado en el Anuario Filosófico XXXVI/1-2 2003.]

#189 Educare Categoria-Educacion

por Concepción Naval, Departamento de Educación, Universidad de Navarra
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Son muchas las voces que reclaman hoy una mayor atención a la educación en general, a la formación en distintos ámbitos, y concretamente a la educación para la participación, educación cívica o educación para la ciudadanía democrática. A veces, penosamente, se reduce esa petición a la escuela, como si la escuela fuera la panacea para solucionar todos los problemas sociales, olvidando que es la sociedad en su conjunto, y en primer lugar la familia, quien educa o por el contrario omite hacerlo, o en el peor de los casos, deseduca.

Existe una amplia variedad de factores que se combinan, también en la escuela, para que este proceso se haya producido, donde no es fácil señalar qué es causa y qué es consecuencia: violencia en las calles y en las escuelas, malestar del profesorado, falta de interés de los alumnos especialmente en secundaria, falta de implicación de las familias en la educación de los hijos, disolución de vínculos sociales y familiares, etc.

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