19 julio 2005

¿QUÉ VALORES?, ¿QUÉ PRINCIPIOS?

[Es muy frecuente ahora escuchar o leer, como si fuese un notable triunfo de los nuevos tiempos, comentarios del tipo siguiente: "yo quiero una sociedad cada vez más laica, donde se tenga en cuenta la relatividad de todo y donde las leyes civiles se decidan por mayoría sin condicionamientos (?) de ningún tipo." Tiene variadas formulaciones, pero el cogollo permanece bastante inalterable. Como dice Spaemann: "Nadie con aspiraciones intelectuales habla ya del bien y del mal." Ni tampoco se habla de la verdad y del error. Sin embargo, quizá sea por rebeldía intelectual, pero también por amor a la verdad y a la libertad, algunos preferimos seguir creyendo que hay bien y que hay mal; que hay error y que hay verdad. Y que no es lo mismo estar en la verdad o estar en el error, ni hacer el bien o hacer el mal. Seguimos pensando que Dios ha dado una ley natural que establece la dignidad del hombre y la dignidad de la familia. El agnosticismo imperante -está de moda, como es bien sabido (cfr. # 165)- tiende a negar la naturaleza del hombre. Muchos pensamos que parte importante de nuestra responsabilidad como "ciudadanos racionales" es superar este "relativismo & agnosticismo" que realmente impide una convivencia verdaderamente humana, pues la sociedad tiene necesidad de una base firme sobre la que apoyarse. El artículo de Juan Manuel de Prada que aquí reproducimos trata de todo esto, con motivo del salvaje atentado del pasado 7 de julio en Londres. El terrorismo islámico se alimenta de nuestra incapacidad para defender nuestros valores -¿qué valores?-, nuestros principios -¿qué principios?-, nuestras formas de vida -¿verdaderamente humanas?-. (...) Europa ha encontrado en su progreso material el pasatiempo que le permite descuidar su decadencia espiritual. Publicado en ABC (Madrid), 9-VII-2005.

#193 ::Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia




por Juan Manuel de Prada, escritor


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En su primera comparecencia ante los medios tras la matanza, un consternado Blair afirmaba que «nuestra determinación para defender nuestros valores y nuestro modo de vida» es mayor que el ímpetu destructivo de los terroristas. En un tono algo enfático, Zapatero se pronunciaba en el mismo sentido: «Los terroristas no conseguirán jamás que abandonemos nuestros principios y nuestros valores». Ambas aseveraciones, irreprochables en su formulación y muy eufónicas, constituyen un desidératum, una aspiración muy loable; ambas adolecen, sin embargo, de un candor y un idealismo atroces. Pues, a la postre, el terrorismo islámico que azota Europa se alimenta precisamente de nuestra incapacidad para defender nuestros valores, nuestros principios, nuestras formas de vida. Europa ha perdido la fe en la validez universal de su cultura; quizá siga aferrada a afirmaciones retóricas y pomposas que proclaman lo contrario -apelaciones vacuas a la democracia, al muy manoseado Estado de Derecho, etcétera-, pero ese espejismo semántico no debe distraernos de la verdad pavorosa: también los romanos seguían invocando a sus dioses y ofrendándoles rutinarios sacrificios cuando ya habían dejado de creer en ellos.

(ver el artículo completo)

2 Comments:

At 11:39 p. m., Blogger Oscar A. Matías said...

me parece muy interesnte. Este mismo relativismo es en el que están cediendo muchos jóvenes de nuestra sociedad. Creo que hay que educar en valores, y conseguir que la juventud no se quede indiferente y sepa distinguir lo que está bien y mal

 
At 10:07 p. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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