06 agosto 2005

LA VERDAD COMO PASIÓN

[Un nuevo artículo de Alejandro Llano, que es un verdadero apasionado de la búsqueda de la verdad; siempre está presente, como idea central en todas sus lecciones y en todos sus escritos, al tratar las diversas cuestiones centrales de la existencia humana. La verdad de las cosas es lo que importa; siempre y en todo, lo más importante es la búsqueda humilde y sincera de la verdad. "La verdad es una necesidad constitutiva del hombre (...). Este puede definirse como el ser que necesita absolutamente la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional". Este texto, que se incluye en el artículo, no es, sin embargo, del Profesor Llano -aunque podía haberlo sido-; tampoco pertenece al Magisterio de la Iglesia -aunque también podía haber salido de la pluma de Juan Pablo II ó de Benedicto XVI-. La cita en cuestión es de 1934 y su autor es nada menos que el filósofo José Ortega y Gasset, catedrático de Metafísica en la Universidad de Madrid (1910-1936), como es bien sabido, y autor de importantes libros que dejaron huella en la sociedad, entre otras cosas por su brillante y lúcida crítica humanista de la civilización moderna. Por tanto, si el hombre o la mujer se apartan de la búsqueda de la verdad -siendo "el ser que necesita absolutamente la verdad"- se quedan sin suelo sobre el que asentar de modo racional sus vidas, las relaciones con los demás, su Norte existencial... ¡Se quedan sin Norte, sin sentido para su vida! Tendrían razón los que dicen que el hombre es un ser para la nada, que su vida es un absurdo, que es el mono desnudo, un robot programado (¿por quién y para qué?)... Sin verdad, se elimina de raíz el supuesto sobre el que se edifica la ética y todas las virtudes. Con toda razón se ha podido afirmar: "...en el hombre no puede haber justicia si se niega radicalmente la verdad" (del Cardenal Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI). Los profesores y maestros, si de verdad aprecian la libertad y la felicidad de sus alumnos, deben procurar sobre todo hacerles apasionados de la verdad: deben prender en ellos la chispa interior en busca de la verdad, y también, de la belleza y del bien. Dice Alejandro Llano, en un ámbito académico universitario: "La verdad como pasión es el talante o –por decirlo de manera más rigurosa- el temple de quien piensa que el estudio, el aprendizaje, la conversación racional, es el mejor camino para la resolución de los problemas, para la mejora del mundo y de la sociedad. Por eso, los profesores deben recordar que –como decía el gran matemático Carl Friedrich Gauss- “la mente del alumno no es un vaso que deba llenarse, es un fuego que debe encenderse”. Publicado en la revista Nuestro Tiempo (mayo, 2005).]

#199 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Alejandro Llano
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Decía el poeta alemán Heinrich von Kleist que "el paraíso está cerrado y el querubín se halla a nuestras espaldas; tenemos que dar la vuelta al mundo para ver si el paraíso no está quizás abierto aún en algún lugar del otro lado, detrás de nosotros". La cultura moderna y la existencia actual se presentan como impregnadas de esta conciencia desencantada de encontrarse fuera del Paraíso, en la prosa del mundo y en su red de discordancias irreconciliables.

El hombre actual es el protagonista pasivo de una escisión que lo aparta de la totalidad de la vida y lo divide incluso en su ser íntimo. Las contradicciones del reciente proceso histórico -entre emancipación y violencia, liberación y desposesión del hombre aislado- parecen gritar al individuo que en el marco de la lucha general no puede recurrir a valores universales, capaces de justificar definitivamente su opción, de una vez por todas. Como ha sugerido Claudio Magris, toda opción presenta el riesgo llevar consigo la conciencia del agravio a quien ha preferido otra distinta o enfrentada a aquélla. La relativización de todos los valores -el relativismo ético- se presenta ante muchos de nuestros contemporáneos como la única posibilidad de superar ese mal radical que implican las convicciones morales absolutas, la única forma de abandonar la conciencia de culpa que acompaña a toda actuación seria, para alcanzar así una presunta "nueva inocencia”.


(ver el texto completo)

2 Comments:

At 12:39 p. m., Anonymous Anónimo said...

No estoy de acuerdo con este señor- LLano- porque se permite el lujo de erigirse en maestro de orientaciones filosófico-políticas como si fuera el depositario de la verdad suprema, y no distingue que él mismo, su cabeza y sus opiniones, no son más que eso: opiniones políticas que no tienen más trascendencia que su propia opinión. El no se representa más que así mismo, pero no lo dice de manera explícita. Muchos exalumnos suyos, con más pasión por la libertad que su enseñante, le hemos dejado de leer, quizás para siempre.

 
At 12:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me ha sorprendido el comentario de Ignacio. Parece que está muy enfadado por el artículo de Llano. Tanto que no va leerle nunca más. Pero cuando busco en el artículo las causas de su rabieta no las encuentro por ningún lado. Dice que Llano habla en su nombre propio como si eso fuera malo, le acusa de eso ¿en nombre de quién quiere Ignacio que hable? también dice que Llano se presenta como maestro de orientaciones y depositario de la verdad suprema. Nada de esto aparece en el artículo ni de lejos. Me sorprendió el comentario de Ignacio ¿Habra leido el mismo artículo? ¿Pensará Ignacio que manifestar la opinión propia con claridad y convicción es contario a la pasión por la libertad? No, no puede ser tan sencillo. Como me sorprendió tanto el enfado de Ignacio he querido manifestar, también en nombre propio, mi sorpresa.

 

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