24 agosto 2005

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS JÓVENES (JMJ COLONIA, 18-21-VIII-2005)

[El Papa invita a un millón de jóvenes a no contentarse con «las religiones de consumo». Así comienza la crónica del enviado especial de ABC en Colonia. Con canciones en múltiples idiomas, la misa del domingo 21 de agosto en la explanada de Marienfeld se convirtió en una auténtica fiesta del espíritu y del intelecto. El apoteósico encuentro de un millón de jóvenes con el Papa dejó ayer un sabor de optimismo en todos los protagonistas. «Siento resonar con fuerza en mi corazón la palabra !gracias!», confesó Benedicto XVI en sus palabras de despedida, al tiempo que entregaba un último mensaje: «Poned vuestra libertad personal al servicio del bien. Quien ha descubierto a Cristo debe llevarlo a otros. Una gran alegría no se guarda para uno mismo. Es necesario transmitirla».
En algunos momentos, parecía que el Papa profesor estuviese convirtiendo la gran explanada en un aula universitaria en la que los aplausos confirmaban los puntos de autoexigencia personal y de generosidad con Dios. Como observador atento, el Papa señaló que «en muchas partes del mundo se da un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos; un extraño olvido de Dios, simultáneo a un «boom» de lo religioso». Para mucha gente «la religión se convierte casi en un producto de consumo, en que se escoge lo que gusta, y algunos saben también sacarle provecho». Pero «la religión del «hágalo usted mismo» al final no nos ayuda. Es cómoda, pero en el momento de la crisis nos deja en la estacada. Por eso es tan importante el amor a la Sagrada Escritura, y conocer la fe de la Iglesia que nos muestra el sentido de la Escritura».
Los chicos y chicas le entendían, y por la tarde, el Santo Padre comentó satisfecho que «estos encuentros mundiales llevan a opciones maduras de vida matrimonial, religiosa, sacerdotal y misionera». Aparte de una experiencia vital inolvidable, el contacto con jóvenes de todo el mundo y el escuchar de cerca a un Papa que les trata como adultos son un acicate para madurar.
Igual que los primeros peregrinos -los Reyes Magos- volvieron a sus países, los jóvenes emprendieron ayer el camino de regreso. Los más contentos eran los australianos, pues el Papa anunció que «la próxima Jornada Mundial de la Juventud tendrá lugar en Sidney en el año 2008». Aunque el encuentro se convoca cada dos o tres años, el plazo largo trajo una pequeña desilusión. La mayoría de los participantes hubiese preferido repetir la experiencia ya el año que viene, sin esperar los dos de rigor.
Aunque los muchachos aplaudieron a rabiar cuando el Papa dio las gracias a los organizadores, lo cierto es que la logística de Roma en 2000 y de Toronto en 2002 fue superior a la de Colonia. En todo caso, los 30.000 voluntarios jugaron un gran papel para ayudar a superar las incomodidades de las distancias, la lluvia del sábado y la noche al aire libre, bastante fría, hasta la misa del domingo. Los jóvenes volvían contentos a sus casas, y Benedicto XVI también. Su «estreno» con la juventud fue un éxito rotundo, mientras que el alcance de sus mensajes a judíos y musulmanes le han confirmado ya como «Papa del mundo».
A continuación se incluyen los tres textos de Benedicto XVI a los jóvenes: el mensaje del día 18, a orillas del Rhin; la homilia del día 20 en la vigilia con los jóvenes; y la homilia en la Misa de clausura de las Jornadas de la Juventud.]


#202 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

el texto precedente es un resumen de la crónica de Juan Vicente Boo, enviado especial de ABC (Madrid).
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FIESTA DE ACOGIDA DE LOS JÓVENES EN EL EMBARCADERO DEL POLLER RHEINWIESEN, COLONIA

Jueves 18 de agosto de 2005


Queridos jóvenes:

Es una dicha encontrarme con vosotros aquí, en Colonia, a orillas del Rhin. Habéis venido desde varias partes de Alemania, de Europa, del mundo, haciéndoos peregrinos tras los Magos de Oriente. Siguiendo sus huellas, queréis descubrir a Jesús. Habéis aceptado emprender el camino para llegar también vosotros a contemplar, personal y comunitariamente, el rostro de Dios manifestado en el niño acostado en el pesebre. Como vosotros, también yo me he puesto en camino para, con vosotros, arrodillarme ante la blanca Hostia consagrada, en la que los ojos de la fe reconocen la presencia real del Salvador del mundo. Todos juntos seguiremos meditando sobre el tema de esta Jornada Mundial del Juventud: «Venimos a adorarlo» (Mt 2,2).

(ver los textos completos)