10 octubre 2005

LO QUE EL HOMBRE PIENSA DE SÍ MISMO DEPENDE DE QUE EXISTA DIOS O NO

[Entrevista con Robert Spaemann. En arguments se han publicado ya hasta ahora varios importantes textos del profesor Spaemann: ¿Son todos los hombres personas? (#198), Europa, ¿comunidad de valores u ordenamiento jurídico? (#103), ¿Qué es el fundamentalismo? (#070) y El relativismo intolerante (#005). Reproducimos ahora una entrevista que ha publicado la revista Nuestro Tiempo (nº 613-614, julio-agosto 2005). Destacamos algunas de las sugerentes ideas que explica con detalle el filósofo alemán:
  • Hoy es una afirmación común el sostener que lo natural no tiene ningún carácter normativo. Pero eso es totalmente errado.
  • El hombre no tiene una naturaleza meramente animal, sino humana; pero no por eso deja de tener una naturaleza. Y también en el hombre existen defectos respecto de dicha naturaleza.
  • ¿Qué pasa cuando alguien no es capaz de sentir ninguna atracción por personas del sexo contrario? Ahí claramente hay un defecto, porque de dicha atracción depende precisamente la preservación de nuestra especie. Y cuando hoy se dice que existen distintas opciones sexuales, se está desconociendo el hecho de que una de estas opciones es constitutiva para la existencia de la humanidad y la otra es una anomalía.
  • Las personas han olvidado de qué cosas es capaz el ser humano cuando se le permite todo. Se imaginan que el hombre después de todo es muy pacífico y que hay que dejar que haga lo que le venga en gana. Olvidan cuán rápido se pierde dicha paz. Olvidan cuán delgada es la capa de hielo sobre la que caminamos.
  • Los filósofos deben pensar. No deben, sino que quieren pensar. Quieren comprender la realidad. (...) Desde luego no deben dejarse engañar; tampoco deben dejarse intimidar. Deben tener confianza, deben confiar en su razón. Se puede decir que vivimos en una época que ha desesperado de la racionalidad, y es tarea de los filósofos cristianos confiar en la razón, precisamente por el hecho de que creen en Dios.
  • Hoy reina la tesis de David Hume: we never do one step beyond ourselves. Todo lo que veo es lo que yo veo, y es mi manera de ver; y todo lo que yo pienso lo pienso yo, y es mi modo de pensar. Los demás pueden decir: bueno, tú lo ves así y yo distinto, está bien. Nietzsche concluye en efecto que si no hay Dios tampoco hay mundo real, sino sólo las perspectivas de cada individuo. Bajo tales condiciones, desde luego, no puede hablarse ya de verdad.
  • La doctrina de Dios corresponde siempre a la filosofía, porque pertenece a la racionalidad; no se asumía –como hoy– que hablar de Dios sea hablar de fe, ya que sobre Dios también hay un saber.
  • Afirmar al hombre en su capacidad de conocer verdades y creer en Dios es una misma cosa.
  • Si alguien quiere vivir en el absurdo, no hay nada que hacer al respecto. (...) En relación a las verdades últimas y decisivas siempre se involucra un momento de decisión. Podemos decir que es racional hablar de Dios, pero se debe añadir que creer en la racionalidad implica una decisión.
  • Creo que hoy uno de los temas más importantes es la conexión entre la autocomprensión del hombre y la existencia de Dios. (...) Lo que el hombre piensa de sí mismo depende de que exista Dios o no. Creo que desarrollar los modos en que se da esta conexión es una tarea esencial para la filosofía.
  • El filósofo no sabe nada que el resto de las personas no sepa, pero él defiende el saber del hombre común y corriente en contra de los sofistas. Y mientras haya sofística tendrá que seguir habiendo filosofía. En sí, los seres humanos ya saben por sí mismos lo que es importante saber.
Merece la pena leer esta entrevista. Y pensar en lo que dice el sabio Spaemann...]

#223 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Marcela García y Manfred Svensson

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Robert Spaemann (Berlín, 1927) es uno de los más destacados filósofos alemanes de las últimas décadas. Estudió filosofía, teología y romanística en las universidades de Münster, München, Fribourg y París, siendo luego profesor en Stuttgart, Heidelberg y München. Algunas de sus obras han sido traducidas a nuestra lengua, entre las que podemos nombrar “Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar”, “Felicidad y Benevolencia”, “Personas: Acerca de la distinción entre algo y alguien” y “Ensayos Filosóficos”. Doctor honoris causa por varias universidades, ha recibido destacadas condecoraciones como el premio Karl Jaspers, y recientemente ha pasado a integrar la Academia China de las Ciencias.

Desde 1992 Spaemann es profesor emérito de la Universidad de München. Este semestre ha vuelto tras largo tiempo a ella, dictando una clase magistral en torno a la pregunta “¿qué significa que el arte imite a la naturaleza?” Con ocasión de su presencia en esta ciudad, el profesor Spaemann ha tenido la amabilidad de hablar con nosotros sobre distintos temas de ética, sobre la filosofía y el cristianismo, sobre Dios y el modo en que nos entendemos a nosotros mismos.

NATURALEZA Y RESPONSABILIDAD

Profesor Spaemann, usted ha publicado numerosos trabajos sobre ética y ahora ha vuelto a las aulas con lecciones sobre estética. ¿Cuál es el vínculo entre ambos temas? ¿Considera que puede tener actualidad la idea de “acciones bellas”?

Sí, creo que hemos perdido mucho por la separación entre ética y estética. Ante todo mediante el utilitarismo, que entiende la ética sólo como una estrategia para optimización del mundo como un todo. Pero también el formalismo kantiano tiene un concepto muy abstracto de lo que es bueno: bueno es lo que se conforma a un principio ético determinado. Pero que existen ciertas formas de actuar que son “bellas” es algo que parece estar olvidado. Alguien podría preguntarse qué queremos decir aquí con “bello”, en lugar de decir simplemente “bueno”. Pero me parece que tiene mucho sentido que los griegos hayan llamado bello a lo que nosotros llamamos moralmente bueno. Lo que ellos llamaban bueno nosotros lo llamamos conveniente, útil, bueno para mí. La tesis de Platón era que lo bello es también bueno para mí, y creo que hay buenos motivos para renovar esa idea.

(ver la entrevista completa)

1 Comments:

At 1:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Dice Spaemann sobre el dolor y la eutanasia: "Es más complejo cuando el dolor llega a independizarse de esta función, cuando ya no ejerce una función en absoluto sino que el afectado, por ejemplo, padece de una enfermedad terminal y no tiene posibilidad de sanar. En esos casos con toda seguridad tiene sentido combatir de modo intenso el dolor, incluso con medios que pueden llegar a hacer más corta la vida. Porque el fin no sería acortar la vida, sino sólo reducir el dolor".

No estoy de acuerdo con Spaemann porque la reducción del dolor -hoy en día- nunca conlleva reducción de la vida (los mórficos están sobradamente probados como para no acelerar la muerte si se usan terapéuticamente). Y sin embargo, ese argumento lo usan diariamente en todos los hospitales públicos los médicos y enfermeras eutanásicos como brecha por la que colar los tratamientos eutanásicos sin que se den cuenta los pacientes y sus familiares.

Hay que decirlo con claridad: "El uso programado y racional de morfina no acorta en absoluto las expectativas de vida de un paciente" (Enciclopedia Médica Familiar, Universidad de Navarra, pág. 293, Espasa Calpe, 2005)

 

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