27 noviembre 2005

LIBERTAD SIN IRA

[Reproducimos una tercera página del diario ABC (19-XI-2005) que Andrés Ollero publicó de modo simultáneo a su participación en la séptima edición de los Congresos “Católicos y Vida Pública”, esta vez con el título “Llamados a la Libertad” (Universidad San Pablo-CEU, 18-19-20 de noviembre 2005).

Otro participante en ese Congreso, Juan José García-Noblejas, hace unos jugosos comentarios sobre el artículo de Ollero en Scriptor.org; incluyo aquí algunos de esos comentarios porque no tienen desperdicio y sirven de acertada síntesis al texto publicado en ABC:
  • El tema planteado –entre otros- por Andrés Ollero, en torno a la “laicidad positiva” reconocida por el Tribunal Constitucional como tercera vía de normalidad cívica entre las tendencias que en sus extremos sitúan el puro laicismo al estilo francés o español de los últimos tiempos y el puro fundamentalismo del tipo que se asocia con el islamismo. Es decir, “laicidad positiva” que implica reconocer en España los “derechos de la mayoría”, en este caso católica, ahora que tan de moda está tener en cuenta los derechos de las minorías, a veces minúsculas.
  • …“laicidad positiva” que supone el “derecho a no ser tolerado” por el laicismo imperante, o ser considerado como un ciudadano marginal o raro, de segunda o tercera clase, por vivir en la esfera pública social de acuerdo con las propias convicciones religiosas.
  • A fin de cuentas, el ateísmo o el laicismo beligerantes resultan ser peculiares convicciones religiosas que –en lugares concretos- pretenden imponerse con impunidad como criterio de normalidad en la vida social. E imponerse en la enseñanza pública de un país, por ejemplo, so capa de “neutralidad” sólo porque ese es el parecer del ministro o del gobierno de turno. Hubo quien comentó con ironía el absurdo de ver practicado este procedimiento en escala reducida: por ejemplo, si quien resulta ser elegido gestor de una comunidad de vecinos, de pronto se empeña en decir a los demás vecinos del edificio cómo van a ser educados los hijos de las familias que viven en el inmueble…
  • Tuve ocasión de hablar con Andrés Ollero acerca de varios asuntos (…) me contó en un momento dado que circula por los mentideros políticos de la Villa y Corte de Madrid el decir que “la religión ya no es considerada el opio del pueblo”. Ahora se la considera “el tabaco del pueblo”: puede usted, si quiere, practicar su religión, fumar su tabaco, pero hágalo en su casa. Mejor no hacerlo en lugares públicos, porque es perjudicial para la salud... No está mal como ironía que pone un dedo y retrata la llaga laicista con la que cínicamente se hiere a toda la sociedad.
  • Interesante modo de plantear la sustitución del viejo adagio programático “etsi Deus non daretur” (como si Dios no existiese) por el no menos interesante panorama que se ofrece, al tomar en serio lo hablado por Habermas con Ratzinger, con un adagio programático del tipo “etsi Deus daretur” (como si Dios existiese). Es decir, atreverse a pensar y trabajar como si Dios existiera.
  • Dice Ollero: “Pensar que ello afectaría a la obligada neutralidad de lo público no dejaría de entrañar una falacia. Cabe sin duda discutir si es preciso suscribir un planteamiento inmanente o trascendente del ser humano; entender que sólo una de esas respuestas implica una toma de partido lleva a suscribir una pintoresca neutralidad, que permite al otro planteamiento, precisamente el minoritario, imponerse sin necesidad de discusión.”

#236 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

Por Andrés Ollero Tassara

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... No parece tan fácil que creyentes y no creyentes se muestren capaces de suscribir conjuntamente propuestas en beneficio de bienes y valores cuya protección y defensa no exigen obviamente profesión de fe alguna...

En mis primeros contactos, hace más de treinta años, con la vida universitaria y cultural italiana, me llamó la atención, entre tantas otras cosas, la naturalidad con que una buena parte de mis colegas dejaban constancia de su catolicismo en intervenciones públicas, orales o escritas.

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