04 diciembre 2005

INTIMIDAD Y PUDOR

[La falta de valoración del pudor se ha extendido, junto a la epidemia de agnosticismo y la mundanidad de costumbres, por los países ricos de Occidente. No se trata de un fenómeno aislado, ya que la situación actual puede diagnosticarse de modo similar a lo que decía San Pablo: "Los hombres paganos, alardeando de sabios se hacen necios, y dan culto a la criatura en lugar de dar culto al Creador, que es bendito por los siglos. Por eso Dios los entrega a los deseos de su corazón, y vienen a dar entonces en todo género de impureza, impudor y fornicación, hasta el punto de que, perdiendo toda vergüenza, se glorían de sus mayores miserias" (Rom 1,18-32).

El impudor más o menos generalizado en esta sociedad permisiva, no es sino uno de los síntomas de la descristianización social, y como tal debe ser entendido y tratado.


Dice el autor de este artículo:
"...la conciencia (...) quiere proteger la esencia personal de cada uno, nuestra dignidad de personas frente a los demás animales y cosas y frente a las demás personas. Esta conciencia de sí mismo no se limita a lo interior de la persona, entendiendo lo interior como el mundo del espíritu o de los sentimientos. La percepción de uno mismo abarca no sólo el espíritu, sino también el propio cuerpo porque se es consciente de que la persona no reside en la mente, sino que el espíritu se une al cuerpo de tal forma que éste adquiere un nuevo modo de ser, tan nuevo, que no cabe hablar de continuidad entre el cuerpo animal y el cuerpo del hombre."

Algunos "progresistas" no quieren verlo así, sino que alardean de haber logrado una conquista y lo repiten sin rubor en los medios: se permiten etiquetar a los antiguos de tener una antropología pesimista que despreciaba del cuerpo humano, u otras explicaciones parecidas con total olvido de la Tradición y del Magisterio permanente de la Iglesia.

En el artículo que ahora publicamos se dice más adelante: "La permisividad de las costumbres es una concepción errónea de la libertad humana. La persona no nace desarrollada, ni física ni moralmente. Para llegar a su madurez necesita ser educada también –además de en otras materias– por la ley moral. Esta educación moral es labor primera y primordial de los padres y luego de los educadores que quieran enseñar a la juventud a respetar la verdad, las cualidades del corazón, la dignidad moral y espiritual de la persona

(...) "Nadie tiene dudas de que robar está mal y es transgredir una ley natural y divino positiva. Sin embargo, hay que enseñar a los niños a no apoderarse de lo ajeno y respetar la propiedad privada. Por esta enseñanza no causamos ningún daño al niño, ni le creamos un trauma emocional con consecuencias para su vida adulta: simplemente le formamos como persona. De igual manera se debe educar en el pudor y esto requiere un esfuerzo y, en ocasiones, una lucha ascética. El pudor es una virtud y como todas las virtudes se adquieren con hábito y constancia." Reproducido de Cauce.]

#239 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Felipe Pou Ampuero
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A solas

El hombre no es igual que el resto de los animales. Está sujeto a las leyes de la naturaleza como el resto de los animales, pero no es un animal más. Ni tan siquiera es el animal más perfecto de todos, es más que el resto de los animales porque es capaz de pensar por sí mismo y, por ser libre, puede no seguir su instinto.

El hombre intuye que merece un respeto especial, distinto del respeto que merecen todos los demás animales que habitan la Tierra. Cuando un hombre está a solas consigo, cuando consigue callar al mundo, descubre que en el fondo de sí mismo, en lo más íntimo se encuentra la imagen de Dios, porque lo creó a su imagen y semejanza.

(ver el texto completo)