08 diciembre 2005

LEGISLAR PARA (NO) CUMPLIR

[Las leyes deben proponer hacer el bien y evitar el mal. Nadie concibe que se pueda legislar queriendo directamente que se haga el mal (eso sí, con etiqueta de "autorizado" por los padres de la patria).

Legislar en el campo bioético puede ser muy conveniente y necesario, pero siempre que las leyes respeten la dignidad de la persona humana, los derechos fundamentales. Legislar mal, además de otras consideraciones de fondo, puede causar a la larga la ruina de un país o de un imperio: por derrumbamiento provocado por la corrupción social imperante, con carta de legalidad. La Historia es maestra de la vida...

El autor de este artículo, analizando lo ocurrido en la legislación española, comenta la idea de que no merece la pena legislar en asuntos de bioética por la predilección que parece sentirse, paradójicamente, hacia leyes que han de gobernar la creación (la reproducción artificial) y otras leyes que gobiernan la destrucción de seres humanos (el aborto, la eutanasia).

El Doctor Gonzalo Herranz, catedrático de Embriología y Anatomía Patológica y experto internacional en cuestiones de Bioética, hace una afirmación sobre la que merece la pena reflexionar. Dice en concreto: "...si uno se atiene a lo ocurrido en nuestro pasado próximo, no merece la pena legislar en asuntos de bioética. Más todavía: me atrevo a sugerir que mejor sería derogar las normas sobre la materia, abandonar los proyectos que están en marcha y regresar a un estado de vacío legal."

Parece legítimo aspirar a un futuro legislativo distinto, que esté presidido por los derechos fundamentales del ser humano. No olvidemos que esos derechos son previos a la misma democracia: la democracia debe, sobre todo, proteger esos derechos y no, por el contrario, atentar contra ellos, prostituyendo la verdadera democracia.

Reproducido de Catholic.net]

#244 Vita Categoria-Eutanasia y Aborto

por Gonzalo Herranz
____________________


Legislar es bueno y deseable, pues las leyes justas aseguran la pacífica convivencia de todos. Sin embargo, no soy capaz de sacudirme de encima la pesimista intuición de que, si uno se atiene a lo ocurrido en nuestro pasado próximo, no merece la pena legislar en asuntos de bioética. Más todavía: me atrevo a sugerir que mejor sería derogar las normas sobre la materia, abandonar los proyectos que están en marcha y regresar a un estado de vacío legal. Parece que la preparación de legislación bioética va a toda máquina. El Consejo de Ministros ha remitido ya a las Cortes un proyecto de nueva Ley de Reproducción Humana Asistida con la recomendación de que sea tramitada lo antes posible. Se prepara con prisa la ley para regular la investigación biomédica. Ha revelado la ministra de Sanidad que le gustaría proponer otra ley más para autorizar la práctica de la llamada clonación terapéutica. Se quiere también ir a una nueva y amplia Ley del Aborto.

(ver el texto completo)