13 marzo 2006

CONFLICTOS EN EL MATRIMONIO: ¿SE PUEDE "APRENDER" A QUERER?

[Se ha repetido con razón que la llamada ley del divorcio express ha llevado a convertir en papel mojado el matrimonio. Juristas y Pastores coinciden en esta misma valoración. La aplicación de esta ley ha facilitado que una buena parte de los casos de separación conyugal se hayan convertido inmediatamente en casos de ruptura conyugal. La posibilidad legal de lograr en breve plazo una ruptura express -"sin culpas que demostrar y sin motivos que aducir"- es indudablemente un factor generador de divorcio.

El arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, ha dicho: En el plano laboral puede equipararse con los denostados “contratos-basura”. En tres meses “a la calle, sin indemnización ni explicaciones”.(...) Como pastor, sé que todos los matrimonios pueden sufrir altibajos y momentos difíciles que, en muchos casos, el tiempo y la generosidad mutua, permiten superar llevando a un crecimiento personal y conyugal más profundo.

Por su parte, Rafael Navarro-Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y Secretario General de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, se ha referido a lo que en Derecho de familia se llama dialéctica tramposa. En una entrevista concedida a Veritas
decía: Un sistema de divorcio sin causa, recompensa el bien del individuo frente al bien común del matrimonio. (...) el nuevo marco legal apoya las tendencias que causan la ruptura del matrimonio, y no las tendencias que fomentan su unión y carácter mutuo.

Publicamos ahora un artículo del Prof. Juan Ignacio Bañares, especialmente redactado para arguments. Dice entre otras cosas: Ni la precipitación es buena consejera, ni el apasionamiento lleva al acierto: de hecho, hasta ahora se acababan reconciliando al menos un 20% de los matrimonios que se separaban. No parece que esta ley-trampolín esté pensada precisamente para favorecer la restauración de la vida conyugal y familiar.

Y más adelante comenta: Es cierto que una ley de divorcio nunca ‘obliga’, pero también lo es que es más fácil resfriarse si te obligan a vivir con las ventanas abiertas. Convivir, superar las dificultades de fuera y las crisis de dentro, supone tiempo, esfuerzo, paciencia: el matrimonio se hace en un momento; la vida conyugal se construye en ‘cada momento’.(...) Por eso se dice que la fidelidad –vivir según el compromiso adquirido- es muestra del amor –que llevó a tal compromiso-. Así, aprender a amar no es sólo –aunque no sea poco- aprender a comprometerse: es también aprender a ser fiel en toda situación.]



#278 Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Juan Ignacio Bañares, profesor de Derecho Matrimonial y Subdirector del Instituto de Ciencias para la Familia (ICF) de la Universidad de Navarra

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Un poco de números


En las estadísticas suelen ir juntos: matrimonios, separaciones, divorcios. Según los datos disponibles, durante el año 2004 en España se contrajeron 216.000 matrimonios, se separaron 82.340 y obtuvieron la declaración de divorcio 52.591. Ciertamente la comparación de la primera cifra (216.000) con la suma de la segunda y la tercera (135.291) es relevante, pero es también relativa. Lo relevante es que la cantidad de matrimonios que se separaron o que obtuvieron el divorcio equivale al 62% del número de matrimonios celebrados en ese año. Lo relativo es que los 135.291 que se separaron o divorciaron en 2004, en sí no tienen nada que ver con el número de nuevos matrimonios: una cosa es cuántos se casan y otra cuántos interrumpen o rompen la convivencia conyugal.


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