LA CONVERSIÓN DE LA PRINCESA ALESSANDRA BORGHESE
[La Princesa Alexandra Borghese: su apellido campea con letras enormes, por voluntad del Papa Camillo Borghese (Pablo V), en la fachada de la Basílica de San Pedro. Villa Borghese fue cedida por su familia a Roma.
Con ojos nuevos: historia de mi conversión (Ed. Rialp) se pondrá a la venta dentro de pocos días. Fue publicado en Italia por ediciones Piemme. Un libro valiente en el que la autora ha querido mirar dentro del propio ser: así lo ha definido el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls.
Y continúa: Hoy existe un tabú: hablar de la propia alma –observó Navarro-Valls-. A causa de este silencio sobre el alma, la vida moderna se vive de manera cada vez más impersonal y superficial. (...) La autora ha querido mirar en lo profundo de su propio ser. Y el ser humano es problemático por sí mismo si no se confronta con Dios. En sus páginas apela a menudo al tema de “fiarse” de Dios, que es algo más que el simple “creer”. “Fiarse” implica un abandono en las manos de Alguien que es el fin último de mi existencia.
Descendiente de la antigua aristocracia romana, Alessandra Borghese testimonia su proceso de conversión a la fe católica. ¿Por qué he escrito este libro? Cuando una persona se encuentra con Jesucristo a través de la reflexión evangélica, a través de la Eucaristía y tantas otras experiencias, su vida puede cambiar muchísimo.
En el plano exterior mi vida no ha cambiado mucho: sigo haciendo las mismas cosas de antes, realizo las mismas actividades. Pero vivo mi existencia con ojos nuevos. Y esta bellísima sensación no he podido guardarla para mí. Por lo tanto he querido utilizar mi pequeño talento de la escritura para transmitir mi experiencia a todos vosotros, aclaró.
Entró en el mundo del periodismo y escribe como vaticanista para el semanario Panorama; también es colaboradora de Tempo y Newsweek.
Reproducimos a continuación la entrevista de José Grau publicada en el ABC (9-IV-2006).]
#292 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia
por José Grau
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He quedado con la atractiva princesa Alessandra Borghese (Roma, 1963) en el Colegio Ballerini de Seregno, un hermoso pueblo al norte de Milán. Allí, la muchachada escolar la recibe con vítores, igual que el rector, don Luigi, y los profesores. El día está nublado, pero a ratos luce el sol. La Borghese lleva pantalones de pana naranja y habla de su conversión, como en su obra «Con ojos nuevos», que dentro de unos días la pondrá a la venta en español Ediciones Rialp. En Italia acaba de publicar «Sete di Dio» (Sed de Dios).
—Usted pertenece a uno de los linajes italianos más ilustres. «Con ojos nuevos» narra su conversión. ¿Le ha dado ahora a una representante de la «jet set» por el esnobismo de la religión, como ha ocurrido con otras figuras?
—¿Qué otras figuras?
—Podría mencionar, por ejemplo, a la princesa de Éboli, que tuvo relación con Santa Teresa de Jesús.
—Sé muy bien que quien decide exponer sus sentimientos está siempre en el punto de mira de todos para ser criticado. La gente puede hablar de ese personaje porque ha llegado a ser un factor público. Yo quiero mostrar a los lectores el bien que hay en mí. La razón por la que escribo no es una razón de exhibicionismo, como diciendo: «Ahora que lo tengo todo, voy también a por la religión». Es algo más importante. Es verdad que hay una intimidad especial en nuestro corazón, entre nosotros y nuestro Señor. Pero hoy más que nunca, hablar de nuestra fe es importante. La religión es un hecho público. Por eso yo quiero hablar, con orgullo, con confianza, con mucho respeto, pero también con mucha alegría, del gran tesoro que es encontrar la fe.
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