LA ABOLICIÓN DEL HOMBRE
[C. S. Lewis (1898-1963) ha sido uno de los intelectuales más importantes del siglo XX y uno de los escritores más influyente de su tiempo. En 1943 publicó “La abolición del hombre” ("The Abolition of Man") que, en su brevedad, es uno de sus libros más lúcidos y que aportan un diagnóstico más certero sobre lo que ocurre en Dice Victor Gago en Libertad Digital: “No cabe sino celebrar el oportuno rescate de este ensayo, que advirtió hace más de sesenta años sobre el asalto de la educación por el Estado y de su nefasto desenlace: una humanidad sin hombres. Indispensable para padres, profesores y adolescentes que aún no hayan entregado las llaves de su ciudadela a los adoctrinadores de EpC.” Phillip Goggans: “In this brief but challenging book, Lewis examines what happens if we reject the moral law that all civilizations have to some degree taught and embodied. He argues that if we refuse to submit to it, either by asserting the authority to change it or by denying its existence altogether, we become less than human. For human life, he says, is civilized life, and civilization is only possible where there is submission to the moral law.” (…) “Lewis goes on to take up the real issue: the attempt to found a new morality.” (…) “For to live rightly, argues Lewis, it is not only necessary to believe correctly about right and wrong; one must feel correctly as well. Pride, shame, indignation, compassion and other emotions must support reason against the demands of the animal appetite. Education should nurture these feelings, teaching children to love what deserves love, hate what deserves hate, and so on.” “Lewis considers the consequences of rejecting objective value altogether. He imagines the human race saying, ‘Let us decide for ourselves what man is to be and make him into that; not on any imagined value, but because we want him to be such. Having mastered our environment, let us now master ourselves and choose our own destiny.’ ” (…) “Using a mixture of metaphor, history and futurology, Lewis argues that when human beings assume the authority to control moral law, they forfeit their humanity. Their bid for ultimate freedom makes them slaves to their purely animal natures.” Juan Manuel de Prada en dos artículos publicados en XLSEMANAL (7-13 y 14-20 de octubre de 2007) —que reproducimos a continuación— comenta “La abolición del hombre” de C. S. Lewis de un modo profundo y con unas consecuencias muy claras para la actual situación creada con — I — (ver más)
# 412 Categoria-Educacionpor Juan Manuel de Prada
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Acabo de leer un extraordinario ensayo de C. S. Lewis titulado “La abolición del hombre” (Ed. Encuentro), en donde se nos propone un feroz y lucidísimo diagnóstico sobre la crisis de nuestra cultura. En “La abolición del hombre”, el autor de las célebres “Crónicas de Narnia” nos propone una vindicación de la ley natural, a la vez que nos alerta sobre los peligros de una educación que, fundándose sobre el subjetivismo, trate de apartarse de esa senda, sustituyendo los juicios y los valores objetivos por los puros sentimientos. El libro, que se complementa con un repertorio de sentencias morales coincidentes, aunque originarias de tradiciones culturales diversas –confuciana, platónica, aristotélica, judía o cristiana–, postula que cualquier civilización procede, en último extremo, de un centro único; y que el único modo de llegar a ese ‘centro’ es siguiendo un camino, una ley natural inspirada por
1 Comments:
Un comentario sobre La Abolición del Hombre:
Es evidente que Lewis tiene una gran cultura clásica que demuestra a través de citas de filósofos griegos que parecen ser el apoyo principal de sus ideas, juntamente con las creencias de Confucio y otros asiáticos. El cristianismo está representado pero de manera más discreta. Me parece curioso que escoge la palabra 'Tao' para representar su referencia fundamental y que la iglesia católica llama 'Ley natural'. ¿Es esto una manera de presentar argumentos claramente cristianos como si fueron universales? Es clarificadora ojear el apéndice donde expone ilustraciones del 'Tao'. Entre citas clásicas, contemporáneas y foráneas el lector encuentra esparcidos, casi escondidos, los 10 mandamientos. (Echo en falta citas de la superación es estos en nuevo testamento.)
Se nos presenta el 'Tao' como un objeto, una ley inmutable, indiscutible, La Referencia. Se intuye que este un conjunto de valores morales que pueden guiar las actuaciones humanas, no ahora sino desde y para siempre. Se intuye también que pueden estar escritas sobre piedra, una especie de mandamientos Universales. No hay duda que es reconfortante y deseable tener una referencia inmutable pero me parece que no deja de ser un sueño. La 'Tao' no es un objeto; es una creencia. Es una creencia tentadora pensar que mi creencia puede ser válida para todos los tiempos y lugares, pero me parece megalomaniático.
La anécdota que cuenta Lewis al principio del libro es ilustrativo del techo de su pensamiento. Cuenta que dos autores de libros de clase sugieren a los alumnos que cuando el poeta Coleridge prefiere el adjetivo 'sublime' en lugar de 'bonito' para describir unas cataratas, realmente no está describiendo las cataratas sino unos sentimientos hacia las cataratas. 'Sublime', entonces es una percepción subjetivo, no una descripción objetiva de la cascada. Lewis crítica con fuerza la idea de 'sentimientos' diciendo que 'sublime' no es un sentimiento, que sí lo es 'admiración', pero me parece que no se ha percatado de otra posible interpretación sobre lo que dicen los autores: si yo digo 'sublime' delante una cataratas y tu dices 'feas' estamos expresando dos percepciones, no dos descripciones objetivas. Acto seguido, si queremos aprender algo, tenemos que negociar nuestras diferentes interpretaciones del mismo fenómeno. Es decir para convivir y avanzar estamos condenados a negociar el sentido de nuestras percepciones subjetivas. Me parece que Lewis quiere un atajo diciendo que hay una verdad inmutable, una respuesta a todo en el Tao. Me parece también que su camino sólo lleva al enfrentamiento. El libro se publicó durante la segunda guerra mundial - más claro imposible.
Tengo que decir que no me agradó mucho el estilo escogido para escribir el libro. Utiliza un tono y un razonamiento que da por sentado que, por ejemplo, el Tao, o la Ley Natural, no son discutibles. Es decir que no hay argumentos dignos de escuchar en contra de los suyos. Dar por hecho hechos no probados me parece una pobre base. Se permite emplear expresiones bastas como 'estúpido', 'imbécil' 'despreciable' y la palabra 'Innovador' - todos que no están de acuerdo con él - utilizada con connotaciones negativas. Todas demuestran un subsuelo agresivo a su argumentación. La misma idea de 'objetividad' es precaria pero no lo cuestiona. Tampoco me convencen las metáforas empleadas para sustentar sus argumentos racionales porque son fugaces y insertadas no por si mismas sino para darse la razón. ¿No sería más rico analizar la misma metáfora a ver a dónde lleva en lugar de enseñarla y luego pasar rápidamente a hacer ver que sería ridículo pensar de otra manera? La metáfora no es una verdad, es un instrumento de pensamiento y en un libro de este calado debería ser sujeto a reflexión en sí misma. Sin embargo el estilo del libro sí que encaja bien con su fondo porque es lineal, va hacía una meta que el autor ya sabe de antemano. No es un estilo que invita a reflexionar sino únicamente a convencer.
Tom
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