01 noviembre 2007

LOS FUNERALES DEL LAICISMO

[El conocido psiquiatra Víctor Frankl, superviviente de los campos de exterminio nazi, escribió: “Si le presentamos al ser humano un concepto no verdadero del hombre, bien podemos corromperlo. Cuando lo presentamos como una automatización de los reflejos, como una máquina mental, como un conjunto de instintos, como un peón de acciones y reacciones, como un mero producto de la herencia y del ambiente, estamos alimentando el nihilismo hacia el cual el hombre moderno está, en todo caso, inclinado. (…) Estoy absolutamente convencido de que las cámaras de gas de Auschwitz, Treblinka y Maidanek fueron preparadas, en última instancia, no en uno u otro ministerio en Berlín, sino más bien en los escritorios y salones de conferencias de científicos nihilistas y filósofos.”

La cultura atea unida al relativismo radical han hecho perder de vista a muchos hombres y mujeres el sentido de su entera existencia, en lo grande y en lo pequeño: la vida y la muerte, la libertad y la responsabilidad, el placer y el dolor, la infancia y la vejez, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, la riqueza y la pobreza; y también se ha perdido el significado de lo que es una familia de verdad, de lo que es ser padre y madre de verdad, el sentido profundo del trabajo humano, de la amistad auténtica...

Glosando aspectos del relativismo, dice el filósofo Robert Spaemann: “Quien diga que cada uno debe hacer lo que quiera se mueve en un círculo vicioso. Ignora el hecho que el hombre no es un ser acuñado de antemano por los instintos, sino alguien que debe buscar primero y encontrar después la norma de su comportamiento. Ni siquiera poseemos por naturaleza el lenguaje, debemos aprenderlo. Ser hombre no es tan sencillo como ser animal; ni se vive espontáneamente la vida humana. Como afirma el dicho, debemos ‘dirigir nuestra vida’. Tenemos deseos e impulsos contrapuestos. Y la afirmación: haz lo que quieras, presupone que uno sabe lo que quiere.”

Un cristiano sí sabe lo que quiere, a pesar de que se mueva en un entorno con culturas e ideologías agresivas contra la fe. La realidad histórica es que, a lo largo de sus dos mil años de historia, el cristianismo ha conocido más cambios culturales que ninguna otra realidad viviente en el mundo. Y ahí está. El cristianismo siempre ha tenido que luchar contracorriente y en la actualidad ocurre lo mismo. La realidad es compleja y no caben planteamientos simplistas como pretenden algunos al repetir el estereotipo de que el cristianismo ya es algo superado y que ahora se trata de vivir un humanismo ilustrado, con los límites que parezcan razonables a todos, etc, etc. Esto es una pura falacia.

No hay más que mirar alrededor para advertir que no todos los que abandonan la religión y a Dios están dispuestos a vivir según un código impuesto por la autoridad de turno, y ni siquiera por la recta razón: la presión de una sociedad que es cada vez menos recta lleva a muchos a no aceptar normas de conducta que no quieren vivir, simplemente porque no les da la gana aceptar unos límites en su autonomía. Así de claro.


En una comunicación del V Simposio Internacional Fe Cristiana y Cultura Contemporánea “CRISTIANISMO EN UNA CULTURA POSTSECULAR”, organizado por el IAE de la Universidad de Navarra, dice Miguel Lluch que el verdadero combate que se está dando ahora en nuestro mundo “no es entre cristianos y no cristianos, sino entre los que quieren mantener el proyecto ilustrado de una sociedad moral sin Dios y los que (…) ya no quieren seguir soportando normas y medidas de rectitud. Ya nada une a estos dos grupos, salvo su oposición a lo cristiano. Ésta es, en mi opinión, la dramática situación en la que nos encontramos.”


Dos grupos: el humanista con límites; y su oponente, el humanista sin límites. Cada día nos encontramos con hombres y mujeres de uno y otro tipo. Se indican algunos matices para perfilar mejor cada grupo. Sigue Lluch:

· Un tipo: “El humanista con límites. Niega a Dios de la realidad que cuenta para la vida, desconfía e incluso descalifica a las personas con convicciones basadas en una religiosidad viva, pero cree en la moralidad, trata de ser buena persona y buen ciudadano, rechaza la violencia, cuida del bienestar y de la salud propia y de la de sus seres queridos. Permite todo lo que no le moleste a él y a sus seres queridos. Pero guarda en todo unos límites, unas normas que no deben abandonarse. Pero el humanista con límites no quiere fundamentar su vida ni sus decisiones en verdades permanentes. No hay Dios que nos haya creado, y si lo hay no nos puede hacer cumplir su voluntad. Su enemigo es el intransigente y le inquieta el que vive convencido de algo. No acepta la indiferencia cínica del relativismo pero carece de un fundamento teórico para contestarlo.” (…) “El cristiano es humanista, tiene límites, pero es cristiano y por eso es humanista y tiene límites y no al revés. Lo que le distingue del humanista con límites es que sí que fundamenta sus decisiones y se pueden conocer sus convicciones.”

· Y el otro: “… el humanista sin límites. Su argumento principal es: ¿por qué no? Todo puede hacerse, no hay bien ni mal, no hay acciones mejores o peores. Nada nos limita: ni Dios, ni la naturaleza, ni la razón recta.”

Dice Miguel Lluch que los primeros responderán a los segundos cosas de este estilo: “‘es terrible esto que reclamáis, pero ¿por qué no vamos a legitimarlo?’. Y así todo puede venir a ser aprobado por ley y convertirse en objeto de ayuda por parte de los estados: el divorcio, la equiparación de las uniones de homosexuales con los matrimonios, la adopción de niños por parejas de homosexuales, la experimentación con embriones humanos, el aborto, el suicidio, la eutanasia, el negocio de las guerras, de la prostitución, de la pornografía en todas sus modalidades, de la droga... quedan todavía cosas de las que los hombres abandonados a sus impulsos individualistas son capaces de hacer y que no creo necesario escribirlas.” (…) “Según la misma lógica de su racionamiento social, antropológico y moral lo único que pueden decir es: ‘espera, todavía no, pero no sé por qué no, vamos a pensarlo un poco más’.”

Publicamos a continuación un artículo de Fermín Fuertes, escrito para arguments, en el que hace unos comentarios al hilo de la comunicación de Miguel Lluch.]


# 411 Varios Categoria-Varios: Etica y antropología


por Fermín Fuertes

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Hace pocos días un amigo me asaltó por un pasillo: “tengo un texto que te gustará. Ya me dirás que te parece”, y me pasó unas fotocopias unidas con una grapa y bastante trabajadas con subrayados y glosas. Me llamó la atención una frase: No estamos asistiendo al alumbramiento de una era postcristiana sino que asistimos a los funerales de la era neopagana y secularizada. ¡Caramba!, -pensé- esto por lo menos es provocador. Veamos a dónde nos lleva.

(ver más)

4 Comments:

At 11:02 a. m., Anonymous Anónimo said...

Por su interés te he publicado para mañana en www.aragonliberal.es "si no tienes inconveniente" ya que hay que dar optimismo a los que estamos empeñados en ganar las batallas de las ideas.

 
At 5:53 p. m., Blogger ARGUMENTS said...

No sólo no tengo ningún inconveniente, sino que me parece muy bien.

 
At 10:29 a. m., Anonymous Anónimo said...

Estoy bastante de acuerdo. Me pregunto, de todos modos, si no será un tanto excesiva la calificación de "humanista" aplicada a quien "defiende" (hay defensas que son un auténtico ataque) un concepto de hombre deliberadamente amputado de lo más propiamente humano: la constitutiva apertura a Dios...

 
At 10:24 p. m., Blogger Dimas said...

He puesto un enlace en Pensamientos indiscretos. Seguid así,si cesamos estamos perdidos.

Un abrazo para todos los que haceis posible este blog

 

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