02 enero 2008

FAMILIA Y TRADICIÓN

[Profetizaban algunos finos analistas que si las familias cristianas llenaban las calles de Madrid algunos se iban a poner muy nerviosos. Todos hemos visto lo que ha sido la fiesta de las familias en Madrid y la profecía se ha cumplido. No hay más que echar un vistazo a “El País” para ver planas enteras de artículos dando vueltas y revueltas a lo que llaman “el ataque de la iglesia contra el gobierno”, o “un acto electoral del PP”, o “una intromisión en la actual campaña electoral”, etc.

¿Y dónde está la multitud de familias que salieron a la calle con paz y en defensa de sus legítimos derechos? Algunos pretenden negar torpemente la realidad, pero la realidad se ve, se oye y se toca. ¿Alguien se atreve a negar que en España se están atacando muy gravemente, de modo grosero, aspectos esenciales del matrimonio, de la familia, de la educación y del derecho a la vida? Y estos ataques se hacen saltando por encima de los derechos de muchos ciudadanos que reclaman su libertad. Y cada vez lo harán con voz más fuerte: ¡grita libertad!

Decía el gran G.K. Chesterton que entre las instituciones atacadas de manera nada inteligente “está la creación humana fundamental: la familia. Y es atacada –seguía diciendo- no porque la gente la entienda, sino porque no la entiende en absoluto. Le dan golpes a ciegas, sin pensar un momento por qué fue levantada.” (…) “Es la estructura social de la humanidad, mucho más vieja que toda su documentación histórica, y más universal que cualquiera de sus religiones. Por eso, todos los intentos de alterarla son engaño y estupidez.”

Los socialistas están muy nerviosos por lo que han visto el día 30 en Madrid. José Blanco, entre muchos otros, está bastante alterado. En declaraciones a Onda Cero, el ínclito Pepiño Blanco ha dicho, sobre la fiesta de las familias cristianas, que se trató de "un acto del Partido Popular presidido por unos cardenales" (sic). Asimismo, el dirigente socialista, ha acusado a la jerarquía eclesiástica de "querer hacer una intromisión directa en la campaña electoral".

El secretario de Organización del PSOE ha reclamado una rectificación a la Iglesia Católica (¿?) por afirmar verdades que están en la mente de millones de ciudadanos españoles. Y se permitió añadir -con muy mal estilo- un comentario improcedente, que ha molestado a muchas personas de este país que se sienten y son fieles católicos: se ha permitido decir que “la actuación de la jerarquía provoca en muchos cristianos, entre ellos él, ganas de borrarse” (sic).

Con todos los respetos al señor Blanco, me quedo con las palabras –son como una prolongación de esa fiesta de las familias cristianas en Madrid- con que Benedicto XVI comenzó este año. Entre otras cosas dijo: “Por tanto, quien obstaculiza la institución familiar, aunque sea inconscientemente, hace que la paz de toda la comunidad, nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal ‘agencia’ de paz. Éste es un punto que merece una reflexión especial: todo lo que contribuye a debilitar la familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, lo que directa o indirectamente dificulta su disponibilidad para la acogida responsable de una nueva vida, lo que se opone a su derecho de ser la primera responsable de la educación de los hijos, es un impedimento objetivo para el camino de la paz. (…) Cuando la sociedad y la política no se esfuerzan en ayudar a la familia en estos campos, se privan de un recurso esencial para el servicio de la paz. Concretamente, los medios de comunicación social, por las potencialidades educativas de que disponen, tienen una responsabilidad especial en la promoción del respeto por la familia, en ­ilustrar sus esperanzas y derechos, en resaltar su belleza.” Espero que Pepiño Blanco no diga que el discurso del Papa es también “una intromisión en la campaña electoral”, etc, etc.

Reproducimos ahora un artículo de Juan Manuel de Prada titulado “Familia y tradición” (ABC, 31-XII-2007) y que se refiere al efecto de esa fiesta de las familias sobre los que se consideran progres... Es interesante leerlo.

Asimismo, aconsejamos la lectura del artículo "Interesante histeria en el gobierno español, y en el partido (Psoe) y el diario (El País) que lo apoya, tras el 'Encuentro de las Familias' " publicado por Juan José García-Noblejas en el blog Scriptor.org y de otro artículo publicado en La Gaceta que lleva por título "La lengua de los socialistas".]

# 418 Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Juan Manuel de Prada

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La celebración de la fiesta de las familias cristianas les ha dejado el cuerpo a los progres como a la niña de «El exorcista». El progre, que es analfabeto y se vanagloria de serlo, cuando se refiere a la familia le añade desdeñosamente el calificativo de «tradicional»; pero decir «familia tradicional» es como decir «cigüeña ovípara». El progre es ese tío que está dispuesto a defender la existencia de cigüeñas que se reproducen al modo mamífero, o por esporas; y, del mismo modo, pretende vendernos la moto de que existen familias no tradicionales. Al decir «familia tradicional», el progre revela dos rasgos constitutivos de su idiosincrasia: su incultura supina (ignora el muy zoquete que traditio significa «entrega», «transmisión»; y huelga explicar que no puede existir familia si no existe transmisión de vida, afectos y valores) y su odio atávico, inveterado, insomne a la tradición.

(ver más)

1 Comments:

At 1:14 p. m., Anonymous Anónimo said...

Les aconsejo añadir a su artículo "La lengua de los socialistas", aparecido hoy en gaceta.es.

Mi comentario sobre estre debate el el siguiente:

El comunicado del PSOE del 2 de enero de 2008 dice que “A lo largo de estos últimos treinta años, los españoles han decidido mayoritariamente ampliar los derechos y las libertades individuales”. Dice también que “No hay más legitimidad que la legitimidad constitucional”. Lo que viene a decir que estar en contra de una ley aprobada mayoritariamente no es democrático ni constitucional. Pero, si esa ley se aprobó por un 60% de votos, quiere decir que los españoles detrás del 40% no están de acuerdo con esa ley y tienen el derecho a declararse en contra y desear que cambie.

Dice también el comunicado que “La fortaleza de la democracia consiste en la garantía de la convivencia de opciones ideológicas, morales y religiosas distintas, sin aceptar la imposición de ninguna en particular. En este sentido, en un régimen de libertades, la fe no se legisla”. La Iglesia no pretende “imponer” ni “legislar” nada, pero puede y debe “alertar” las conciencias de los ciudadanos sobre leyes que no considera morales, y “alentar” a los parlamentarios de todos los partidos —tanto del PP como del PSOE— para que intenten cambiar esas leyes.

Si el PSOE no acepta esto no se puede considerar ni democrático ni constitucional.

 

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