14 abril 2006

UN DIAGNÓSTICO VALIENTE

[Parece -por lo que se lee en algunos periódicos y, sobre todo, en muchos blogs- que ya somos bastantes los que pensamos que la Instrucción Pastoral sobre Teología y secularización es uno de los documentos más importante que han elaborado los obispos españoles desde hace muchos años. (cfr. # 293).

La Instrucción Pastoral es un buen diagnóstico, un diagnóstico valiente. Así titula Francisco Varo el articulo que ha publicado en ABC (12-IV-2006): emplea el símil de la revisión médica y me parece muy acertado ese enfoque. Dice, entre otras cosas: El estudio de la instrucción (…) genera una tensión análoga a la que produce la lectura del informe médico detallado que sigue a una revisión exhaustiva del estado de salud. Genera un cierto sobresalto al confirmar sobre el papel lo que ya se sentía que pasaba, pero en seguida brota la tranquilidad de saber que los males que nos aquejan están localizados con precisión y pueden ser tratados. En el fondo, es un respiro.

Y más adelante precisa algo que tiene mucho interés: quien conozca bien el panorama teológico español podrá percibir que el documento no inventa figuras de trapo a las que golpear, sino que expone con ponderación propuestas teológicas reales que desfiguran la fe profesada por la Iglesia y han tenido serias y graves consecuencias, pero sin emitir juicios sobre las personas concretas de quienes proceden.

Conocido con precisión el diagnóstico y confirmada la gravedad y extensión de la enfermedad, lo verdaderamente importante ahora es abordar con la máxima urgencia el tratamiento adecuado, como actuamos si a un ser querido se le diagnostica que padece un cáncer agresivo. Todos colaboramos, pero en el caso del hospital el que debe indicar lo que hay que hacer es el equipo médico; aquí, en la Iglesia, todos somos importantes pero el tratamiento tiene que ser fijado por los obispos, con la asistencia del Espíritu Santo.]

#295 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Francisco Varo, Facultad de Teología de la Universidad de Navarra
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Cuando uno va llegando a cierta edad madura, hay un trámite que se hace cada vez más ineludible, pero que se suele posponer «para cuando tenga tiempo». Me refiero a las revisiones médicas. Mientras el cuerpo aguante, más o menos renqueando, se tira para adelante. Si hay algún contratiempo leve, como una gripe o un catarro, se intenta pasar como se puede, con un vaso de leche caliente y un tratamiento sintomático. Pero cuando aparecen dolores acá y allá, y se echa en falta la energía de los veinte años, es necesario romper la inercia, cargarse de valentía y gastar unos días en hacerse un chequeo. Y uno de los momentos duros, en el que hay que ir dispuesto a todo, es el de recibir el informe médico.

(ver el artículo completo)