26 febrero 2008

CONCORDIA

[Hay relatos que enseñan mucho. Uno de ellos es "La muerte de Iván Illich", de Tolstoi. En ese relato se cuenta lo vacía que puede ser una vida, aparentemente llena de éxitos profesionales y sociales; y luego lo terrible que se ve, en soledad, la muerte que se acerca inexorable, cuando uno siente que ha desperdiciado su existencia. Dice Vincenzo Cerami que "quien no haya leído este extraordinario relato debería procurárselo para disfrutarlo primero y estudiarlo después."

Hay relatos que duelen y éste es uno de ellos; a la vez, enseña mucho. En apenas un par de horas de lectura se puede percibir, intelectual y sensiblemente, algo muy importante para la orientación de la propia vida personal.

Unas veces es una historia breve; otras, una novela que leemos muy a gusto y que nos hace pensar. Dice Alfonso López Quintás: "La buena literatura aviva en el hombre el sentido de lo esencial, lo que vertebra la vida humana. De ahí su gran poder formativo."

¿Quién no recuerda el impacto que le produjo la lectura de "Un día en la vida de Ivan Denisovich", o "El pabellón de cáncer", ambas de Solzhenicin? ¿Y "Los restos del día", de Kazuo Ishiguro? ¿Y "El guardián entre el centeno", de Salinger?

Hay relatos que enseñan mucho. Y lo prueba el hecho de que con mucha frecuencia se han utilizado para instruir: basta pensar en "el método caso" en las Escuelas de Negocios, o en la orientación familiar, o en la formación moral de los sacerdotes. Pero en estos últimos años tienen un protagonismo nuevo y se nota, sobre todo, en la abundante producción de libros que tratan de "storytelling".

Por citar algunos de los libros publicados en los últimos años: "¡Será mejor que lo cuentes! Los relatos como herramientas de comunicación. Storytelling", de Antonio Nuñez (Empresa Activa, 2007); "Storytelling in Organizations.- Why Stoorytelling is Transforming 21st Century Organizations and Management", Stephen Denning et al. (Elsevier, 2005); "The Springboard: How Storytelling Ignites Action in Knowledge-Era Organizations", Stephen Denning (Butterworth Heinemann, 2000); "Learning through Storytelling in Higher Education", J. McDrury J. y M. Alterio (Kogan Page, 2002); "Working Knowledge", L. Prusak y T. Davenport (Harvard Business School Press, 1998).

Hoy publicamos en este blog un relato inédito. Se titula "Concordia" y su autor firma con el pseudónimo de Matías Maidagán. Es un cuadro minimalista -al estilo de algunas películas de Zhang Yimou- que detalla con precisión una situación matrimonial deteriorada desde hace tiempo y que pudo terminar mal.]

# 430 Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Matías Maidagán

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CONCORDIA

(Extensión: 13 folios standard, Times 12)

He estado a punto de separarme de mi marido pero al final seguimos juntos. Voy a contar esa historia. Me llamo Gabriela Aranaz.

Empezar una historia por el final le quita mucha emoción. Todos los cuentos suelen tener un trayecto imprevisible, si cuentas el final se acabó. Una buena historia debe comenzar por el principio y acabar por el final, sobre todo si tiene su misterio.

He intentado hacerlo así, pero me parecía que estaba faltando a alguien o a algo. Estaba poniendo demasiada técnica, mucho intríngulis, en una cosa que no era para eso. Era una historia de mi marido y de mis hijos, de mi familia, no iba a hacer de eso un espectáculo. Ni siquiera un espectáculo narrativo. Yo no pretendía que mi historia fuese interesante, sólo quería que la conocieran algunos, los que la podían aprovechar.


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14 febrero 2008

IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y OPINIÓN PÚBLICA: UNA HIPÓTESIS

[De la ideología de género ya se ha tratado en este blog: cfr. por ejemplo el artículo # 400 sobre el libro “The Gender Agenda: Redefining Equality” de Dale O'Leary. También ha escrito "One Man, One Woman: A Catholic's Guide to Defending Marriage".

La expresión ideología de género "se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo". Así dice la definición que lograron imponer las feministas radicales en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Beijing en 1995. Ser hombre o ser mujer, según esa definición, no tiene nada que ver con la realidad biológica, sino con las funciones que se han asignado socialmente a uno u otro sexo.

Según esta teoría, no se nace hombre o mujer, sino que esta división es el resultado de un proceso social. Al nacer, la sociedad nos asigna a uno u otro "género" en función de nuestra configuración genital. Tras esa asignación inicial, los niños son educados en la masculinidad y las niñas en la feminidad. Hombres y mujeres no existen como tales en estado natural, sino que son únicamente resultado de esos procesos o "construcciones sociales".

Para los apasionados defensores de esta "nueva perspectiva", no se deben hacer distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa, mala, ofensiva. Buscan establecer una igualdad total entre hombre y mujer: relativizan la noción de sexo de tal manera que, según ellos, no existirían dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".

En España, el actual gobierno socialista ha estado muy activo en toda esta materia: se puede afirmar que forma parte del conjunto de países que marcan la pauta para el resto del mundo en la implementación forzada de esta ideología de género. De todo esto y más trata el artículo titulado “Ideología de género y opinión pública: una hipótesis”, del filósofo y sociólogo Alejandro Navas, que hoy publicamos.

Dice el Prof. Navas entre otras cosas: “No hace falta realizar un minucioso análisis del contenido de los medios de comunicación españoles durante los dos o tres últimos años para comprobar que hay un tema estrella, tanto de la información como de la ficción, omnipresente en la páginas de diarios y revistas y en todo tipo de programas radiofónicos o televisivos (...): la problemática del género y, más en concreto, la homosexualidad.”

“Esta focalización podría no ser más que una expresión lógica de la sexualización de todos los ámbitos de la vida que afecta a Occidente, perceptible de modo especial en los sectores de la comunicación y el entretenimiento.”

“Pero los datos de la investigación empírica no avalan esta hipótesis. Cuando el barómetro del CIS pregunta mes a mes a los españoles por los temas que les preocupan, tanto en general como en particular, lo relativo a la homosexualidad y al género no aparece siquiera en la lista con la treintena de asuntos mencionados en las respuestas de la muestra.”]

# 429 Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Alejandro Navas García

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La ideología de género se extiende por Occidente y se va convirtiendo en una especie de última versión de la corrección política. España no queda al margen de esta evolución. Por ejemplo, la homosexualidad viene siendo el tema estrella de nuestros medios en los últimos dos años. Consta que la gente no está especialmente interesada por este asunto, lo que obliga a preguntarse por la causa de esta llamativa discrepancia entre la agenda de los medios y los intereses del público. Se formula la hipótesis de que esa presencia desproporcionada de la problemática del género en la agenda pública obedece a la acción de lobbies que han desarrollado una inteligente y eficaz estrategia de opinión pública. Más allá de la ampliación de los derechos, lo que está en juego es la definición de la normalidad: la batalla es tanto política como cultural.

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Febrero de 2007: Drew Gilpin Faust, historiadora de cincuenta y nueve años, se convierte en la primera Presidenta de la Universidad de Harvard. La profesora Faust se dedica a la historia, y durante los últimos seis años había dirigido el Radcliffe Institute for Advanced Study, dedicado de modo preferente a la investigación sobre la mujer y el género. En su primera rueda de prensa tras la toma de posesión formuló con claridad sus prioridades: hacer más fluidas las fronteras entre las diversas disciplinas y promocionar a los miembros de las minorías protegidas. Ha habido que esperar 374 años para que hubiera una mujer al frente de la prestigiosa universidad, pero Harvard no constituye ni mucho menos una excepción: en estos momentos, cuatro de las ocho universidades que integran el exclusivo club de la Ivy League están gobernadas por mujeres.


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